No sé exactamente por donde empezar, ni tampoco si sabré escribir todo lo que tengo dentro ahora mismo. Es como una tormenta dentro de mi llena de truenos y relámpagos. Una tormenta con esa clase de lluevia que se ahoga y no te deja respirar. Algunas frases dicen que no hay mejor compañía que la soledad, pero cuando te sientes realmente solo lo único que quieres es un poco de compañía. Soy consciente de que cuando vas creciendo las cosas van cambiando: el paisaje cambia, la gente cambia, tú cambias. Piensas cosas que hace dos, tres y cinco años no pensabas. La vida últimamente solo invita a decepciones y el interes de la gente me abruma. Solo quedan unos pocos, pero a veces ni con tus pequeñas estrellas ves bien el camino. Me parece todo tan injusto que ya no se a quien quejarme. Me canso de intentar salvar el mundo y hay días que me apetece rendirme del todo. Sigo esperando que el tiempo ponga las cosas en su lugar, que en realidad el karma me devuelva lo que me merezco. Pero hasta entonces se que vivo en una profunda melancolía de la que hay momentos que ni yo misma puedo superar. No es que haya perdido o ganado, es que aun ni si quiera tengo un empate.